Apocalipsis.
Apocalipsis es la palabra griega que significa revelar, y es con la que se nombre el último libro de la Biblia, aunque algunas versiones más fieles al castellano lo titulan Revelación. De tal libro se dice es muy difícil su interpretación, y lo es, porque fue un libro escrito con un pensamiento distinto al del resto de los libros de la Biblia.
Los estudiosos para “solucionar” tal situación dicen que hay la literatura apocalíptica, que floreció en el pueblo judío en tiempos difíciles, cuando entonces se exacerbaba la expectativa mesiánica. Pero en realidad es que ese noble pueblo hizo uso del cuarto nivel del estudio de la Torah, el Sod o Qabalístico, para transmitir el mensaje de esperanza y redención.
Ignorar eso es lo que hace que el Apocalipsis sea un libre enrevesado, pues está escrito desde esa perspectiva, por eso su lenguaje altamente figurado, con guematría y significado esotérico y místico de los colores. Precisamente en Qabalah hay la máxima: “Igual es arriba que abajo”, para significar que lo que pasa en este mundo presente está sucediendo en el mundo superior, y que este puede ser influido por lo que hagamos de este lado.
Fue lo que el maestro Yehoshúä quiso significar cuando dijo: “Lo que atéis en la tierra (mundo presente), será atado en los cielos (mundo superior)” (Mateo 16:19). Sus discípulos entendieron que él les estaba hablando en ese lenguaje.
Entonces, al estudiar este esperanzador libro, hay que deslastrarse de lo que hasta ahora se ha aprendido de él, y comenzar por aprender un poquito el lenguaje de la Qabalah, para poder entender parte de lo que en él se transmite.
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