sábado, 28 de marzo de 2020

4 formas de fortalecer tu relación con Dios


4 formas de fortalecer tu relación con Dios

4 formas de fortalecer tu relación con Dios
Cómo sentir la presencia de Dios en tu vida.

Una de las mejores inversiones que podemos hacer en nuestras vidas es promover relaciones fuertes y saludables con nuestros seres queridos. Estas relaciones sirven para fortalecer nuestra salud física y mental; nos muestran que le importamos a otros y nos proveen oportunidades de ver más allá de nosotros mismos y de entregar.
Desgraciadamente, el agitado ritmo de la vida suele absorber el tiempo que necesitamos para mantener estas uniones. Como resultado, muchos de nosotros sufrimos sin entender por qué. Somos aparentemente enviados al exilio, aislados del mundo que nos rodea y de las personas a quienes amamos. Aunque compartimos de forma física con nuestros seres queridos, no podemos sentir su cariñosa presencia o apreciar el amor que sienten por nosotros.
Lo mismo suele ser cierto con respecto a nuestra relación con Dios. El mundo es como una montaña rusa que nos distrae y evita que nos enfoquemos en la esencia de la vida.
Y cuando eso pasa, debemos dar unos cuantos pasos hacia atrás, recargarnos, realinearnos y enfocarnos en recibir el amor que está siendo dirigido a nosotros. ¿Cómo? Para reconstruir una relación, la primera —y más básica— cosa que debemos hacer es reconocer la presencia del otro y sentirlo en nuestros corazones. ¿Cómo podemos comenzar a conectarnos con un Creador si no nos hemos dado el tiempo de reconocer primero Su existencia?
Es vital implantar en nuestras mentes que hay un Creador: una conciencia básica sobre la presencia de Dios en nuestras vidas. Como dice en Salmos: “Pongo a Dios delante de mi siempre” (Salmos, 16:8). Al hacer esto estamos esencialmente “invitando” a Dios a nuestras vidas, después de eso, podemos comenzar a desarrollar una relación con Él.
¿Cómo podemos fortalecer esta relación con nuestro Creador para sentir Su amor?
  1. Vive conscientemente con el pensamiento de que hay un propósito en la vida.

    El primer paso es enfocarse activamente en el hecho de que nada es al azar. Fuimos puestos en este mundo para cumplir tareas específicas y debemos tener presente la misión y buscar continuamente un propósito. Dicho de manera simple, Dios está cercanamente involucrado en todos los aspectos de nuestras vidas. Piensa en los eventos de tu vida como notas personales que buscan transmitirte un mensaje. A medida que nos sintonizamos con esta idea, cada vez más fácil descifrar su significado.
  1. Sé consciente de los regalos de la vida.

    Un segundo paso para cultivar una relación con Dios es enfocarse en apreciar todo lo que Él ha hecho por nosotros. La próxima vez que encuentres algo que has estado buscando, muestra tu apreciación agradeciéndole a Dios. O la próxima vez que pierdas tu autobús, busca activamente un aspecto positivo de lo ocurrido (incluso si es tan sólo la oportunidad de practicar este ejercicio).
Los eventos diarios proveen continuas oportunidades para apreciar la bondad de Dios en nuestras vidas. La cálida sonrisa que te saluda durante un día estresante o las amables palabras que alguien te dice son algunas de las formas en que Dios interactúa contigo. A través de estas experiencias podemos afinar nuestra percepción sobre la intervención personal de Dios, Su presencia constante y Su amor y preocupación por nosotros.
  1. Expresa tu lealtad a través de la acción.

    Nuestros sabios sugieren otra cosa que podemos hacer para construir una fuerte conexión con Dios, la cual se encuentra sugerida en la palabra mitzvá (mandamiento de la Torá), cuya raíz en hebreo es tzavta (compañerismo). A través de realizar las mitzvot podemos volvernos socios de la voluntad de Dios a través de nuestras acciones. Es más, el estudio de Torá nos regala un vistazo de sabiduría infinita, puesto que Él Se revela a Sí mismo a través de las letras sagradas.
  1. Sigue trabajando en mejorar la relación.

    Al igual que en cualquier relación, en nuestra relación con Dios también tendremos altos y bajos. La vida está llena de estrés y encuentros desafiantes que nos hacen perder la esperanza. Sin embargo, es de suma importancia que nos mantengamos fieles y leales a pesar de los desafíos. Esta es la definición de amor incondicional.
Cuando nos encontramos en la oscuridad, debemos recordar que no estamos solos. Las paredes son solamente ilusiones. Aprendemos esto del versículo que describe la entrega de la Torá en el Monte Sinaí: “… y Moshé se acercó a la neblina en donde estaba Dios” (Éxodo, 20:18). Cualquier separación se asemeja a neblina, nubosidad y oscuridad. Sin embargo, el valor numérico de las palabras “la neblina” en hebreo es equivalente al valor numérico de la palabra Shejiná (la presencia Divina). De esto podemos deducir que Dios está presente incluso cuando estamos en un lugar de confusión o cuando estamos experimentando una falta de claridad o nubosidad mental.
En momentos oscuros como aquellos, una forma de recordarnos a nosotros mismos de que Él aún está aquí es simplemente invitándolo a nuestras vidas, utilizando palabras simples como “Dios, te necesito en mi vida”. La comunicación es esencial cuando se está formando una conexión sana entre dos partes, y nuestra relación con Dios no es la excepción. Hablar las cosas al mismo tiempo que se respetan los sentimientos del otro es primordial para mejorar cualquier relación.
Escuchar a la otra parte e intentar ponernos en sus zapatos tanto como sea posible, genera sentimientos de validación a largo plazo. Tal como hablamos con otros, debemos hablar con Dios; debemos confiar lo suficiente en Él como para abrirnos ante Él y escuchar Su respuesta.
Es crucial dedicar tiempo y esfuerzo para cultivar nuestras relaciones. Es posible que reconocer la presencia del otro, buscar y apreciar sus bondades, seguir sus sugerencias, ser leal y fiel incluso cuando parece estar distanciándose de nosotros y comunicar nuestros pensamientos más internos, consuma una buena cantidad de energía emocional. Sin embargo, cuando hacemos suficiente esfuerzo, seremos recompensados con descubrir que tanto durante las alegrías como durante las vicisitudes de la vida, tanto cuando brilla el sol como cuando se presentan las nubes de confusión y neblina, nuestros seres queridos están ahí con nosotros.
De la misma forma, Dios también está allí con nosotros, dirigiendo con amor cada uno de nuestros pasos. Y al igual que nuestros seres queridos nos acompañan sin importar las circunstancias, seremos recompensados con ver a Dios en cada camino de nuestras vidas.

Dios no está en cuarentena


Dios no está en cuarentena



Dios no está en cuarentena
Ver a Dios en todas partes, incluso durante esta crisis.

Los expertos nos dicen que la clave para disminuir, si no se llega a detener la difusión del virus, es el distanciamiento social, un término y una práctica que para nosotros debería ser un anatema. Por lo general obtenemos fuerza en la unidad y la unión, sin embargo en estos momentos extraordinarios, la mejor forma de mostrar que estamos juntos es estar dispuestos a permanecer alejados.
Pero mientras nosotros nos distanciamos, Dios quiebra la cuarentena por todas partes. En momentos difíciles y de crisis como estos, tenemos una opción. Podemos focalizar la atención en este virus espantoso, en quienes se han enfermado y preguntarnos: “¿Dónde está Dios?”; o podemos ver cómo respondemos de forma colectiva, mantener los ojos abiertos sobre las cosas extraordinarias que están ocurriendo y encontrar a Dios en todas partes.
Encontramos a Dios a través de Sus ángeles heroicos, los médicos, enfermeras y asistentes que cuidan a las personas en hospitales y hogares de ancianos. Él se encuentra en la red de voluntarios especiales, Sus ángeles que están dispuestos a preocuparse por quienes no pueden salir de sus casas y llevan provisiones a los más vulnerables. Lo podemos ver en la generosidad de esos ángeles que buscan en lo más profundo de sus bolsillos para asegurar que los que sufrieron golpes más duros puedan continuar seguros y estén protegidos.
Estos actos de bondad, esta actitud de cooperación y colaboración, estos gestos de entrega de hecho son expresiones de Divinidad, vienen del espíritu de Dios que se encuentra en cada uno de nosotros.
Dios también se encuentra en las bendiciones que Él continúa brindándonos, incluso en esta época difícil. Podemos encontrarlo en la tecnología que nos permite mantenernos en contacto, las videoconferencias que unen a cientos de personas en distintos lugares del mundo. Lo podemos encontrar en las aplicaciones, los sitios web y los e-mails que nos dan fuerza para seguir estudiando Torá y rezando juntos, para cantar juntos, preparar Shabat y aprender juntos cómo prepararnos para Pésaj.
No te equivoques, incluso durante este brote, podemos encontrar a Dios en la salida y en la puesta del sol, en los bellos árboles y plantas, en las intrincadas funciones ordinarias del cuerpo humano.
De hecho, podemos encontrar a Dios literalmente cada vez que respiramos. El Libro de los Salmos concluye con la sentencia: Kol haneshamá tehalel Ka, toda alma debe alabar a Dios. Nuestros Sabios (Midrash Rabá) nos dicen: no leas kol haneshamá, toda alma, sino kol haneshimá, cada respiración, debe alabar a Dios.
Rav Jaim Kanievsky explica que mientras la persona tiene aire en sus pulmones, mientras podemos hablar, nunca debemos dejar de reconocer a Dios en todas partes y debemos continuar alabándolo.
El Jatam Sofer tiene una bella explicación, especialmente adecuada a estos tiempos. Él dice que kol haneshimá significa alabar a Dios no con cada respiración, sino por cada vez que respiramos. Una persona sana respira entre 12 y 20 veces por minuto y no piensa en ello ni una vez. Respirar en un acto natural, automático. Lo damos por sentado y no sólo esperamos que la siguiente respiración tenga lugar, sino que ni siquiera pensamos en ello. Sin embargo, hay innumerables factores, mecanismos intrincados que son necesario para que ocurra cada respiración.
El coronavirus ataca el sistema respiratorio. A quienes contraen el virus les cuesta respirar, e incluso algunos necesitan ser colocados en un respirador.
Este virus debe recordarnos que no hay nada ordinario, predecible ni esperable respecto a la respiración. No tenemos derecho a este grandioso regalo y bendición, y por lo tanto kol haneshimá, cada vez que respiramos, debemos reconocer, agradecer y alabar a Dios.
Dios no está en cuarentena, Él no se aleja de ningún ser humano. De hecho, podemos encontrarlo a nuestro alrededor, a través de Sus ángeles, a través de las bendiciones que recibimos y cada vez que respiramos.
Si bien distanciarnos físicamente es lo que debemos hacer para mantenernos a salvo, acercarnos a Dios en este momento es necesario no sólo para sobrevivir, sino para prosperar espiritualmente. Dios no está en cuarentena, Él nunca necesita un traje Hazmat y estar cerca de Él no constituye ninguna amenaza ni peligro. Puedes darle la mano y apoyarte en Él para sentir Su abrazo, Su calidez.
Mientras trabajamos por detener el coronavirus, nos esforcemos para prestar atención a Dios a nuestro alrededor y en nuestro interior. Seamos Sus ángeles para ayudar a otros, nos detengamos para agradecerle por las bendiciones que seguimos teniendo y recemos con toda nuestra concentración y fuerza para que Él brinde sólo buena salud y seguridad a todos.

https://www.aishlatino.com/e/cp/Dios-no-esta-en-cuarentena.html?s=hp1

 

El Concilio de Nicea por el Nasi Malakh Ben Asher (Nelio Finol)







El Concilio de Nicea
 
En la presentación anterior hablé del Concilio de Jerusalem realizado más o menos por el año cincuenta de la era común; ahora me voy a referir al de Nicea, celebrado del 20 de mayo al 19 de junio de 325, en aquella ciudad, convocado por el emperador Constantino.
Es interesante ese hecho, porque hasta ese momento dicho emperador no había realizado su conversión formal al cristianismo; sin embargo, convocó y dirigió tal concilio, y no alguno de los obispos de las grandes diócesis, vale decir Jerualem, Alejandría, Antioquía o Roma, bueno, el de esta última ciudad no pudo asistir debido a su edad. Vale decir, un concilio que marcó pauta en el cristianismo fue dirigido por alguien que religiosamente no estaba calificado para ello, además, acusado de uxoricidio y filicidio; pero…
En realidad a Constantino le convenía tal convocatoria para poder poner de su parte al grupo religioso extendido por todo el imperio para darle cohesión, pues desde hacía años la unidad del mismo estaba en peligro, de hecho Constantino derrotó a Majensio en la famosa batalla del Puente Milvio y se impuso como autoridad suprema (emperador) del imperio Romano.
Entre varias de las trascendentales decisiones que Constantino logró imponer para la cristiandad destacan:
1. La condena de Arrio y sus seguidores. La historia oficial y posterior de la iglesia católica habla de la herejía arriana.
2. Decretó que Cristo era Dios, interesante, no porque la Biblia lo enseñara, sino por decreto.
3. El cambio del día de reposo del sábado para domingo.
4. La fecha para la celebración de la “semana santa”, antes de esto la fecha era establecida por consulta de los principales obispos a las autoridades judías para Pésajh, pues hasta ese momento se era consciente de que los eventos fueron en la misma temporada.
El argumento para el cambio de los puntos tres y cuatro, en palabras del mismo Constantino fue: “para no parecernos en nada a los cochinos judíos”. Hoy los teólogos cristianos tienen “argumentos” bíblicos para justificar el cambio.
Desde entonces la cristiandad ha sido dirigida por Roma. En mi caso, salí de Babilonia (Roma) y me subordino a Jerusalem, ciudad donde el Creador se dignó poner Su Nombre y desde donde reinará por medio de Su Mesías.

Parashat VaYikra










La Parashah de esta semana lleva por título VaYiqra’ (en castellano, Levítico) en otras palabras, comenzamos el Tercer Jhumash, puede ser traducida al castellano como Y Llamó. Está basada en VaYiqra’ 1:1-5:26; y la Haftarah Ishayahu 44:1-23.
Primera Lectura 1:1-13. El sacrificio que en castellano es llamado holocausto, que significa consumido totalmente; en hebreo es Ölah, que quiere decir sube. Para indicarnos que si el Eterno aceptaba esta ofrenda el humo subía como una columna.
Segunda Lectura 1:14-2:6. En esta porción se indica lo que debía hacer el Kohén con el sacrificio que se presentaba al Eterno; también lo concerniente a la ofrenda vegetal o Minjhah.
Tercera Lectura 2:7-15. Aquí se indican los productos que no debían presentarse como ofrenda al Eterno: levadura ni miel.
Cuarta Lectura 3:1-17. Una de las ofrendas o sacrificios que se presentaba ante HaShem eran los sacrificios de paz. Se insiste que los animales deben ser sin defectos.
Quinta Lectura 4:1-26. Las ofrendas por el pecado dependían del grado de responsabilidad de la persona. La congregación o el Kohén debían presentar un vacuno, en cambio un Nasí’ un chivo.
Sexta Lectura 4:27-5:10. Cualquiera del pueblo presentaría una cabra. Interesante que la Torah hace ver que el pecado de “sin querer”, también debía ser expiado con sacrificio.
Séptima Lectura 5:11-23. La responsabilidad por los actos de pecados se observa en el hecho de que si la persona era muy pobre, se le aceptaba una ofrenda vegetal.
Última Lectura 5:24-26. La ofrenda por la culpa, en hebreo ‘Asham ha de ser un carnero, en buen venezolano, un chivo; pero sin defecto. El Kohén se encargará de evaluarlo.
Profetas Isaías 44:1-23. En el libro de consolación de Isaías encontramos este importante capítulo, donde el Eterno promete redención a Su pueblo; pero a la vez le recuerda las obligaciones que tienen en el cumplimiento de Sus mandamientos.
Shabat Shalom y un mes de abril pletórico de bendiciones.

viernes, 20 de marzo de 2020

Parashat Vayakhel-Pekude-Shabath HaJodesh





Parashat Vayakhel-Pekude-Shabath HaJodesh 

La Porción de esta semana es doble, y llevan por título Vayaqhel - Pequde puede traducirse como Convocó-Cuentas. Está basada en Shemot 35:1-40:38; por ser Shabat haJhódesh el Maftir Éxodo 12:11-20; la Haftarah Melajim Ri’shon 7:40-50
Primera Lectura 35:1-29. Mosheh convoca a toda la congregación de los Bené Isra’el para informarle acerca de la construcción del Mishkán; pero es interesante que antes alerta sobre el Shabat. Luego les habla de las ofrendas que deberían darse para lo del Mishkán y su funcionamiento.
Segunda Lectura 35:30-37:16. La Terumah del pueblo fue abundante, pues Bené Isra’el trajo de corazón de todos los materiales pedidos para la erección y muebles del Mishkán.
Tercera Lectura 37:17-29. La Menorah, como símbolo especial del Eterno para Su pueblo, es cuidadosamente elaborada con todos sus accesorios.
Cuarta Lectura 38:1-39:1. El altar para quemar las ofrendas y la fuente para lavarse son fabricados y puestos en el patio del Mishkán.
Quinta Lectura 39:2-21. Las vestiduras para los Kohanim son confeccionadas tal como el Eterno le había mostrado a Mosheh en el monte.
Secta Lectura 39:22-42. Se ha realizado la obra del Mishkán con sus muebles y utensilios, igual que las vestiduras que los Kohanim debían usar para ministrar al Eterno y a Su pueblo.
Séptima Lectura 40:1-38. Moisés erige el Mishkán y enseña a ‘Aharón y sus hijos cómo ha de realizarse la Äbodah al Eterno, quien se siente satisfecho con la obra y Su gloria llenó el Mishkán.
Última Lectura. Éxodo 12:11-20. En víspera al Rosh Jhódesh ‘Abib o Nisán, leemos esta porción que nos indica el comienzo de los años para Bené Isra’el.
Profetas. 1º Reyes 7:40-50. El Bet haMiqdash había sido descuidado, razón por la cual había que hacerle reparaciones, lo cual se hizo con los aportes de los judíos.
Shabat Shalom veJhódesh Tob. El próximo miércoles por la noche se inicia el mes de ‘Abib o de la primavera.

jueves, 19 de marzo de 2020

Coronavirus y la mala costumbre de culpar a las víctimas


Coronavirus y la mala costumbre de culpar a las víctimas

Coronavirus y la mala costumbre de culpar a las víctimas
Lamentablemente, los judíos ya lo sabemos: cuando hay brotes de enfermedades, culpar a las víctimas tiene un viejo precedente.

A medida que el brote de COVID-19 crece en escala y alcance, las víctimas tienen que enfrentar el estigma adicional de la culpa por “el crimen” de poner en riesgo la salud de los demás.
En un principio estaba limitado dentro de China, en Wuhan. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a aparecer numerosos informes dirigidos contra los chinos y la aversión a los diferentes.
Una vez que el virus se dispersó, la discriminación ya no quedó restringida a una fuente geográfica. “La culpa de la víctima” se focalizó en cualquiera suficientemente desafortunado como para mostrar señales de estar afectado. Como dijo con aguda percepción Madeline Hsu, profesora de historia y estudios asiáticos-americanos en la universidad de Texas: “Los gérmenes y los virus no operan sobre una base racial”.
La semana pasada un gran periódico de Nueva York publicó una fotografía que identificaba a “un abogado judío” en Westchester con flechas de personas que “él infectó” al tener contacto con ellos en los servicios de Shabat en su sinagoga y en un funeral al que asistió.
La Organización Mundial de la Salud, sensible a la posibilidad de que se culpe a las víctimas, publicó con urgencia una campaña en contra de decir que las personas “transmiten Covid-19”, “infectan a otros” o “dispersan el virus”, porque esas palabras sugieren cierta medida de culpa o responsabilidad. En cambio, la OMS pide que se diga que la gente “adquiere” el virus.
”Mientras más pánico hay, mayor es la tentación de culpar al diferente, al otro”.
Culpar a la víctima tiene muchos precedentes. Robert Fullilove, profesor de ciencias médicas sociales en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, observó que la historia nos enseña esta lección lamentable y universal: “Mientras más pánico hay, mayor es la tentación de culpar al diferente, al otro”.
Las plagas del pasado verifican esta verdad, y los judíos conocemos personalmente esta tragedia.
Cuando la peste bubónica, más conocida como la “peste negra”, diezmó un cuarto de la población de Europa en unos pocos años a mediados del siglo XIV, los cristianos encontraron rápidamente una explicación. El antisemitismo era una simple razón teológica para asignar la culpa a los judíos, quienes obviamente habían programado el brote, envenenado los pozos de agua o, como proclamaban los teóricos medievales de la conspiración, “deseaban extinguir a los cristianos, a través de sus venenos de ranas y arañas mezclados en el aceite y el queso”. En cuanto a los judíos que también murieron, eso no era nada más que un merecido castigo divino por sus pecados y por no aceptar a Jesús.
Cientos de comunidades judías fueron exterminadas por el crimen de supuestamente haber creado una enfermedad que no contemplaba diferencias religiosas, salvo que trataba con menor rigurosidad a aquellos judíos que observaban fielmente el ritual de lavarse con frecuencia las manos como una mitzvá.
En el siglo XV la sífilis volvió a convertirse en una razón aceptada para el odio y la xenofobia. Como explican los historiadores, cada grupo nacional en Europa definió a la sífilis como una enfermedad de las otras naciones. Los alemanes culpaban a los franceses y la llamaron “la enfermedad francesa”. Los franceses culparon a los italianos. Los polacos culparon a los rusos, los persas a los turcos, los musulmanes a los hindúes y los japoneses a los portugueses. De alguna forma esta fue una de las pocas ocasiones en las que los judíos no fueron considerados los principales culpables.
Pero los judíos no tuvieron tanta suerte en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX, cuando los inmigrantes judíos fueron acusados de llevar la tuberculosis a Norteamérica. Con el apodo de “la enfermedad judía” o “la enfermedad de los sastres” (una de las ocupaciones más habituales entre los judíos), la tuberculosis y su conexión con los judíos ayudó a crear la imagen de los judíos enfermizos y débiles. Lamentablemente, eso se usó más tarde como un “estereotipo racial” para justificar las restricciones a la inmigración judía en las décadas del 20, del 30 y del 40, incluso cuando el Holocausto decretó que la única alternativa posible era la muerte.
“Culpar a la víctima” no sólo es irracional, sino que es cruel. Se dirige a inocentes que ya están sufriendo innecesariamente. Sherry Hamby, profesora de psicología en la Universidad del Sur y fundadora de Psychology of Violence journal, considera que la fuente está en un intento muy humano de calmar nuestros propios miedos respecto a la seguridad personal. “Considerar a las víctimas responsables de su mala suerte es en parte una manera de evitar admitir que algo tan impensable podría llegar a sucederte a ti mismo, incluso si haces todo ‘de la forma correcta’”.
Ahora que el coronavirus se expande rápidamente por el mundo, cada uno puede llegar a ser la próxima víctima, que Dios no lo permita. Por nuestro propio bien, no seamos culpables del crimen que incrementa todavía más la tragedia: el crimen de culpar a la víctima.

fuente.

https://www.aishlatino.com/a/s/Coronavirus-y-la-mala-costumbre-de-culpar-a-las-victimas.html?s=hp3


parashat ki tisa-shabath parah.





Resultado de imagen de parashat ki tisa
 parashat ki tisa-shabath parah.

La Porción de esta semana lleva por título Ki Tisa’, puede ser traducida al castellano como Al Contar, Está basada en Shemot 30:11-34:35; por ser Shabat Parah el Maftir Números 19:1-22, y la Haftarah Ezequiel 36:16-36.
Primera Lectura 30:11-31:17. En esta larga porción tenemos varios temas, por un lado el dinero del rescate, donde basamos lo del Sheqel; las indicaciones para la fuente de bronce; del aceite para la unción y del Qetoret. También el llamamiento a Betsal’el y a ‘Aholiab, y la Shabat como señal entre HaShem y Su pueblo Isra’el.
Segunda Lectura 31:18-33:11. Aquí encontramos el relato de la triste experiencia del becerro de oro y sus terribles consecuencias.
Cuarta Lectura 33:12-16. Mosheh ante lo difícil de conducir al pueblo de Isra’el, pide al Eterno no lo deje, y Él le dice: ‘Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Cuarta Lectura 33:17-23. Mosheh pide al Eterno le permita ver el rostro, lo que por supuesto le es negado.
Quinta Lectura 34:1-9. Esta porción registra los Trece Atributos de Misericordia.
Sexta Lectura 34:10-26. El Eterno advierte contra la idolatría, también están de nuevo los Moëdim.
Séptima Lectura 34:27-35. La intimidad con el Eterno durante los cuarenta días que Mosheh estuvo en el monte, hizo que la piel de su rostro brillara, y él no se dio cuenta.
Última Lectura Números 19:1-22. Leemos esta porción, porque se acercan los días de celebrar Pésajh y Jhag haMatsot, por lo que debemos ir preparándonos purificando nuestras vidas y propiedades.
Profetas Ezequiel 36:16-36. Más que en otro tiempo hoy vemos el cumplimiento de esta profecía, pues vemos a la Unión Europea, el Vaticano y la ONU disputando por los territorios de Israel, ignorando que por decreto del Eterno esas tierras pertenecen a Su pueblo, y con todo el derecho el Estado de Isra’el defiende sus posesiones. Am Israel Jay.

El Concilio de Jerusalem 2 Las Leyes de Noé por el Nasi Malakh Ben Asher (Nelio Finol)




 Resultado de imagen de concilio de jerusalen
El Concilio de Jerusalem 2
Las Leyes de Noé




Por allá por 440 antes de la era común Esdras y los hombres de la Gran Asamblea definieron unos principios que los no judíos, vale decir goyim o gentiles, debían cumplir para agradar a Di-os y llamaron las Siete Leyes de Noajh (Noé), basados en el pacto que Él hizo con aquel legendario personaje bíblico (Génesis 9:1-6). Luego los seguidores del maestro Yehoshúä Ben-Yosef vindicaron al prescribirlo en la decisión que le trasmitieron a los gentiles que se les unía, como indiqué en la entrega anterior.
Tales Leyes son: no a la idolatría, no a la hechicería, no asesinar, no cometer pecado sexual, no robar, no ingerir sangre y establecer tribunales de justicia.
Alguien me dijo que estaba equivocado, porque en Hechos sólo se mencionan cuatro. Bueno, cuatro es más de la mitad de siete, lo que significa que no se están excluyendo los otros tres, sino incluyéndolos, una manera hebrea de hablar.
Además, creo que los creyentes del primer siglo mencionaron los que eran pertinentes en ese momento, pues sabido es de todos como campeaba el politeísmo y la idolatría en el primer siglo, cuando todo tenía su dios, al punto que Pablo encontró un altar a dios no conocido, porque si se había pasado por alto a alguno.
La inmoralidad sexual era tal, que del emperador se llegó a decir: “César es el marido de todas las mujeres, y la mujer de todos los hombres”. Entonces, era necesario advertir sobre esto.
En tanto que la ingesta de sangre, lamentablemente hoy persiste en las famosas morcillas de sangre, o gelatina de ese elemento.
Por otro lado, el imperio romano donde quiera que dominaba lo primero que hacía era establecer tribunales de justicia; hacerlo en paralelo podía considerarse como traición a la patria con sus consecuencias. Tales tribunales se encargarían de hacer cumplir los otros dos principios, no asesinar y no robar.
Concluimos que fue una decisión muy sabia, y que hoy debieran seguir aplicando los gentiles que siguen las enseñanzas de ese insigne maestro judío.

El Concilio de Jerusalem por el Nasi Malaj Ben Asher (Nelio Finol)




 Resultado de imagen de concilio de jerusalen


El Concilio de Jerusalem.


En el año cincuenta de la era común el liderazgo judío de las Congregaciones que seguían las enseñanzas del maestro Yehoshúä Ben-Yosef, se reunieron para decidir qué hacer con los goyim (gentiles) que se estaban uniendo al compañerismo, eran muchísimos, y qué papel podían jugar en las congregaciones.
Dicho Concilio es de trascendental importancia, sólo que sus implicaciones y decisiones han sido puestas de un lado y, lamentablemente hoy no se aplican.
Lo primero que hay que decir es sobre el lugar de la reunión, Jerusalem, pues así se daba cumplimiento a la profecía que dice: “de Jerusalem saldrá la Palabra” (Isaías 2:3; Miqueas 4:2). De Jerusalem, no de Roma ni de Grecia, de Jerusalem. Insisto en esto, porque lamentablemente son los “padres” griegos y/o romanos quienes han marcado la pauta en la teología, la misma palabra es griega.
Segundo, que los convocados fueron TODOS judíos, con esto se cae la enseñanza de que “a lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron”, porque están reunidos judíos que recibieron el mensaje, lo trasmitían a los goyim, y ahora están decidiendo el papel que estos han de jugar en las comunidades seguidoras de las enseñanzas del maestro.
Tercero, se les impone lo que Esdras y los hombres de la Gran Asamblea quinientos años antes determinaron, que los goyim no están obligados a cumplir lo establecido por Moisés, sino que en todo caso cumplan lo que se llama “Ley universal”: prohibición de la idolatría, al pecado sexual y cuidado con lo que se ingiere (Hechos 15:20).
Cuarto, los goyim deben aprender de los judíos antes de dedicarse ellos a la enseñanza “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado” (ídem 21).
Precisamente, cuando se pasó por alto lo decidido en el Concilio de Jerusalem, comenzaron las distorsiones a la doctrina, y miren a donde se ha llegado, Roma marca la pauta de lo que se ha de creer.