En el mundo moderno ha surgido una incansable sed por lo esotérico. Las personas se ven conmovidas y entusiasmadas por aprender más acerca de la sabiduría mística y conocer los secretos ocultos tras la superficie. En este sentido la Cabalá, la disciplina esotérica del judaísmo, ha adquirido gran popularidad en todos los estratos de la sociedad.
Sin embargo, a pesar de la constante búsqueda de esta sabiduría, pocos realmente comprenden cuál es su esencia y verdadero valor:
Nos encontramos celebrando Lag BaOmer, el día en que el máximo exponente de la Cabalá, Rabí Shimon Bar Yojai, autor del sagrado libro del Zohar, abandonó este mundo. Por consiguiente, es un momento ideal para reflexionar en el verdadero significado de la Cabalá.
Para muchos, la palabra “Cabalá” denota “magia”, “misterio”, “misticismo”; sin embargo esas son definiciones superficiales y distorsionadas de la Cabalá. En realidad la palabra “Cabalá” en hebreo bíblico proviene de “Lekabel”, “recibir.” El fundamento primordial de la Cabalá radica en que la persona esté abierta a recibir y aceptar sin juicio o prejuicio alguno cualquier cosa que el Creador hace.
Las personas tenemos nuestras expectativas y queremos que todo suceda de acuerdo a ellas. Un Mekubal es esencialmente un hombre santo, alguien que ha consagrado su existencia a una verdad de carácter absoluto. El Mekubal no vive una vida circunstancial donde cada elemento posee valor de acuerdo a los factores que le rodean; para él la única validez de todo lo que existe es la energía divina que lo crea en cada instante desde la nulidad absoluta.
Mientras que las personas comunes se dedican a criticar la realidad y a luchar contra ella; el Mekubal se entrega a la tarea de desenmascararla, de mirar más profundo. Porque él comprende que todo lo que sucede en el mundo proviene del Creador, y siendo que Él Bendito Sea es la fuente del bien, es obvio que sin importar la realidad aparente, todo lo que ocurre es bueno.
Esta actitud fue personificada ejemplarmente por Rabí Shimon Bar Yojai: el Talmud relata cómo Rabí Shimon tuvo que escapar a una cueva por haber hablado negativamente acerca del gobierno Romano. Mientras otros sabios consideraban los emprendimientos del gobierno dignos de elogio, Rabí Shimon veía claramente que el único impulso detrás de todos sus logros era el ego. En otras palabras: como exponente principal de la Cabalá, Rabí Shimon entendía mejor que nadie que el ser humano debe anular sus expectativas y estereotipos y entregarse completamente a la voluntad y el deseo de su Creador; y por consiguiente él no podía tolerar a aquellos cuyo único incentivo de superarse era su propia expectativa proveniente de su ego.
La vida es impredecible y aquellos que se obsesionan con sus expectativas están destinados a estrellarse con una realidad que desafía sus planes. Quizás la razón de que la Cabalá se haya vuelto tan popular está en que el hombre desea ser feliz y para eso requiere de una visión más interior. En la superficie nos vemos condenados a las circunstancias que nos rodean, pero con la sabiduría mística aprendemos a trascender los valores externos y a observar la esencia divina de cada elemento; así nos damos cuenta de que nada es accidental y que detrás de cada episodio en la vida se esconde un mensaje del Creador, una energía de crecimiento y superación; porque aunque algo aparenta ser malo, “no hay mal que descienda de lo alto;” la razón de que está oscuro no es la falta de luz sino la incapacidad nuestra de identificar la luz.
Si anulamos nuestra percepción y dejamos de juzgar la realidad según nuestras expectativas; si en lugar de enfrentarnos al presente y luchar contra él, tratamos de mirar más profundo y de encontrar el mensaje divino que se oculta en cada situación; entonces aprendemos a recibir. Ese es el mensaje principal de Rabí Shimon Bar Yojai y de la Cabalá.
Constantemente nos quejamos por la manera en que Di-s se comporta; creemos que el hecho de que no sepamos apreciar Su plan indica que Él se equivocó. El mensaje esencial de la Cabalá es que todo lo que el Santo Bendito Sea hace es perfecto, aunque no encaje perfectamente con nuestras expectativas egoístas. Y que si trascendemos las paredes herméticas de nuestra expectativa y observamos más profundo, entonces podemos encontrar la luz oculta en las entrañas de la oscuridad.

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