jueves, 19 de marzo de 2020

El Concilio de Jerusalem 2 Las Leyes de Noé por el Nasi Malakh Ben Asher (Nelio Finol)




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El Concilio de Jerusalem 2
Las Leyes de Noé




Por allá por 440 antes de la era común Esdras y los hombres de la Gran Asamblea definieron unos principios que los no judíos, vale decir goyim o gentiles, debían cumplir para agradar a Di-os y llamaron las Siete Leyes de Noajh (Noé), basados en el pacto que Él hizo con aquel legendario personaje bíblico (Génesis 9:1-6). Luego los seguidores del maestro Yehoshúä Ben-Yosef vindicaron al prescribirlo en la decisión que le trasmitieron a los gentiles que se les unía, como indiqué en la entrega anterior.
Tales Leyes son: no a la idolatría, no a la hechicería, no asesinar, no cometer pecado sexual, no robar, no ingerir sangre y establecer tribunales de justicia.
Alguien me dijo que estaba equivocado, porque en Hechos sólo se mencionan cuatro. Bueno, cuatro es más de la mitad de siete, lo que significa que no se están excluyendo los otros tres, sino incluyéndolos, una manera hebrea de hablar.
Además, creo que los creyentes del primer siglo mencionaron los que eran pertinentes en ese momento, pues sabido es de todos como campeaba el politeísmo y la idolatría en el primer siglo, cuando todo tenía su dios, al punto que Pablo encontró un altar a dios no conocido, porque si se había pasado por alto a alguno.
La inmoralidad sexual era tal, que del emperador se llegó a decir: “César es el marido de todas las mujeres, y la mujer de todos los hombres”. Entonces, era necesario advertir sobre esto.
En tanto que la ingesta de sangre, lamentablemente hoy persiste en las famosas morcillas de sangre, o gelatina de ese elemento.
Por otro lado, el imperio romano donde quiera que dominaba lo primero que hacía era establecer tribunales de justicia; hacerlo en paralelo podía considerarse como traición a la patria con sus consecuencias. Tales tribunales se encargarían de hacer cumplir los otros dos principios, no asesinar y no robar.
Concluimos que fue una decisión muy sabia, y que hoy debieran seguir aplicando los gentiles que siguen las enseñanzas de ese insigne maestro judío.

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