Mesiánico, analisis hecha por el Nasi Malakh Ben Asher (Nelio Finol)
La palabra Mesías es la castellanización de la hebrea Mashiajh, que significa ungido, ya que viene del verbo Mashajh: ungir. Desde sus inicios Israel ha sido un pueblo mesiánico, pues ha estado esperando la aparición de ese personaje para que lo libere de toda opresión. Especialmente en tiempos cuando los enemigos tenían, a Israel primero y luego a Judá, en opresión, floreció la profecía mesiánica: el segundo Isaías, Daniel, Ezequiel y Zacarías son ejemplo de ello.
Por otro lado, la mayoría de los judíos acepta Los Trece Principios de Fe de Maimónides, como declaración de fe, y el Principio número doce dice: “Yo creo con perfecta fe en la venida del Mesías, y aunque se demore, lo sigo esperando”. Dicho de otra manera, todos los judíos son mesiánicos.
Sin embargo, hoy sólo se llama mesiánicos a los que creen que el maestro Yehoshúä (Jesús), lo es, aunque hay algunos que piensan que el Rebe de Lubavitch, Menajem Sneerson es, sólo esperan su resurrección para proclamarlo como tal.
Dicho de otra manera, lamentablemente hoy mesiánico es un término despectivo o peyorativo, con él. los judíos, especialmente los “nuevos” (encomillo lo de nuevos, porque me refiero a quienes han hecho su conversión, están en el proceso de realizarla, o se autocalifican así), para acusar de idólatras a quienes creen que Yehoshúä es el Mesías, porque los judíos de nacimiento ni pendientes del asunto. Por el lado evangélico, para tildarlos de herejes y de esa manera los descalifican.
Pero por otro lado los mesiánicos pretenden enseñar a los judíos sobre la Torah, y no toleran a los cristianos, aunque la mayoría de ellos viene de esa fuente.
Creo que los tres grupos: los mesiánicos, los judíos “nuevos” y los evangélicos deben plantearse seriamente el significado de esa palabra, Mesías, y sus implicaciones; y estudiar DESPREJUICIADAMENTE las Escrituras para asumir posición responsable al respecto, y aprender a ser respetuosos y tolerantes con quienes piensan distinto, pues el extremismo y el fanatismo han sido perjudiciales para la convivencia humana, y amar al prójimo es el segundo mandamiento dado por el Creador.
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