El satán
Este tema está relacionando estrechamente con el anterior, el infierno, e igual que aquel, es manejado con mucha tradición doctrinal; pero con poca base bíblica, o desconocimiento de lo que la Escritura, especialmente en su idioma original, dice al respecto.
Hace tiempo, en una conversación, por no decir discusión, alguien me dijo que desde Génesis a Apocalipsis se habla de este “personaje”, le concedí la razón siempre y cuando me mostrara un versículo por cada libro de la Biblia donde se mencionara. Me dijo que lo iba a hacer, de eso hace como dos años; debe ser que se le olvidó, o que, al no encontrarlo, dejo al asunto a un lado.
En el TaNaJ (Antiguo Testamento) la palabra satán aparece veinticinco veces, en seis de los treinta y nueve libros. En la versión castellana los traductores fueron muy sutiles, para no decir una palabra más fuerte, al traducir, porque cuando se refiere a una persona de carne y hueso, escribieron enemigo o adversario (1º de Reyes 5:4;11:14,23, 25); y cuando les convenía por razón de su doctrina, transliteraron y escribieron con mayúscula la palabra, para que se viera como una persona espiritual. Así fue en el libro de Job, catorce veces; Primero de Crónicas, una vez (21:21); y Zacarías, dos veces (3:1, 2).
En esos tres casos, Job, 1º de Crónicas y Zacarías, hay que verlo como lo enseña la teología hebrea, es el adversario personal de Job, David y el sacerdote Yehoshúä, que se presenta ante el tribunal celestial como acusador de tales personas. Me explico, cada ser humano tiene su hasatán, que se encarga de acusarlo; pero no que hay un ser espiritual omnipresente y omnisciente (eso lo convertiría en un dios), encargado de acusar a toda la humanidad.
Eso sin contar con que el hebreo aparece con artículo (ha), y a los nombres propios no se le antepone un artículo, como en el presente caso.Hasatán (2)
“El paga peo”
Hace tiempo un pastor amigo me invito para que expusiera el tema sobre hasatán o diablo en su iglesia. Para establecer la estrategia a seguir en la enseñanza del tema, comencé preguntando qué era para ellos eso. Las respuestas fueron, como era de esperarse, el cliché conocido: “el enemigo de Dios”, además de malo, bruto, pues a quién se le ocurre ser enemigo del Todopoderoso. “El enemigo del hombre”; el tentador, de eso hablaremos en la próxima entrega. Hubo una respuesta curiosa y que causó risa: “el paga peos”.
Le pedí a la persona que explicara lo que quería decir con eso, y su respuesta fue la que se maneja para evadir responsabilidades: “nosotros pecamos, pero le echamos la culpa a él; por eso lo llamo el apaga peos, porque el peo que nosotros ocasionamos con nuestros pecados, él los paga”.
La respuesta causó risa, pero es la mera verdad. Recuerdo una vez que un amigo y yo jugábamos dominó con unos amigos, y de pronto su hija, una niña de unos cinco años se presentó a la escena; él la regañó y le dijo que le había prohibido cruzar la calle porque era peligroso. La niña le respondió: “el diablo me dijo que viniera”. Por supuesto, la niña estaba reproduciendo lo que en su casa y en la iglesia veía y oía.
Quizás esa sea una de las razones por las cuales muchos se resisten a aceptar la verdad de que él no existe, porque luego no tienen a quien culpar por sus errores y pecados; pero creo que ya va siendo tiempo y hora de asumir nuestras responsabilidades, y en vez de echarle la culpa a algo inexistente, aprendamos como David a decir: “He pecado”.
Por cierto hay un chiste de alguien que se encontró con el diablo sentado en el piso llorando, y al interrogarlo por el motivo o causa de su llanto respondió: “es que los humanos pecan y luego me echan la culpa a mi”. El mismo paga peo.
Hasatán (3)
El Tentador
Una de las acusaciones más comunes contra ese inexistente ser es la de que tienta al hombre; sin embargo, hay dos testigos: Pablo y Santiago, quienes dicen de donde viene la tentación. Y como la Biblia enseña que en boca de dos testigos conste toda palabra (Mateo 18:16), debemos escucharlos.
Santiago 1:13-15 dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de SU PROPIA CONCUPISCENCIA es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, a luz el pecado…” Interesante que este sabio judío no dijo que el diablo tienta, y aquí hubiera cabido perfectamente tal aseveración, si eso fuera cierto.
Por su lado Pablo en Primera a Corintios 10:13 afirma: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana…” Aquí cabe decir lo mismo que en la porción anterior, fácilmente pudo decir las tentaciones vienen del diablo; pero no, dice que las tentaciones son humanas.
En eso Pablo es consecuente, pues como maestro judío, donde se enseña sobre el Yatser haRa’, inclinación al mal, lo que en la teología cristiana llaman vieja naturaleza o tendencia al pecado; escribiendo a los Romanos dice: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago, sino el pecado que mora en mi” -Yatser haRa´- (Romanos 7:19, 20).
Entonces, estimado lector, aprendamos a reconocer nuestra inclinación al mal, y no nos escudemos en algo inexistente.
Gracias por leerme.