lunes, 9 de agosto de 2021

el ayuno en el judaismo por el nasi Malakh ben Asher Finol (parte 1)



 


El Ayuno

Un amigo me pidió diera mi opinión sobre la práctica del ayuno, pero lo que diga tendrá poca o ninguna importancia, porque sería eso, mi opinión. Los que tenemos a la Biblia como nuestra Regla de fe y práctica, nos apoyamos en ella, cosa que hago a continuación.

La Torah (los Cinco Libros de Moisés), instrumento donde el Eterno estableció las normativas a Su pueblo Israel, para conducirse en armonía con Él, nada dice sobre el ayuno. Que algunos se basen en los cuarenta días que Moisés estuvo en el monte sin comer ni beber (Deuteronomio 9:9). Hay que tomar en cuenta a lo menos dos cosas:

1. Moisés no llevaba la intención de no comer ni beber, sino que subió al monte para recibir del Eterno el Documento que establecía las pautas del Pacto con Israel, y no sabía que estaría allá todo ese tiempo.

2. Al “subir” al monte Moisés trascendió a otra dimensión, donde comer y beber no eran necesarios, los cuarenta días fue para los que quedaron aquí abajo. Por eso lo vemos descendiendo con las tablas, sin muestras de debilidad.

La práctica del ayuno la vemos en el pueblo judío en la cautividad babilónica, cuando establecieron días de ayuno, para recordar fechas nefastas para ellos: el sitio de Jerusalem (diez del décimo mes), la rotura del muro (diecisiete del cuarto mes), la destrucción de la ciudad y el templo (nueve del quinto mes), y la muerte de Gedalías (tres del séptimo mes) –Zacarías 8:19. También vemos a Ester convocando un ayuno de tres días antes de presentarse ante el rey (4:16).

En esos casos no se percibe que se piense que la práctica del ayuno es demostrativa de espiritualidad, ni que con ella se le va a causar lástima a Dios (huelga de hambre), para que acceda a lo que se le está pidiendo. Es lo que percibo cuando he hablado con personas sobre el tema. En otras palabras, la motivación es importante, y si ella es errada, pues los resultados también lo serán.

los ayunos en el judaismo, por el Nasi Malakh Ben Asher Finol (parte 2)






 El Ayuno (2)

Isaías 58

En la presentación anterior indiqué que la Torah no menciona el ayuno como manifestación religiosa entre Israel y el Eterno, sino que fue en la cautividad babilónica cuando se instituyeron los cuatro ayunos que rememoraban las tragedias vividas por los judíos con la destrucción de la ciudad, del templo y la desintegración del reinado de David. También vimos que Ester pidió se ayunara por tres días antes de entrevistarse con el rey para interceder por su pueblo.

El segundo Isaías, quien vivió y profetizó por el mismo tiempo (la cautividad babilónica), hace ver que ayunar es más que no comer, que es cumplir los mandamientos relacionados con el prójimo, y especialmente los concernientes para que no haya necesitados en el pueblo. Veamos:

“¿No es más bien el ayuno que Yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (versículo 6). El profeta aquí se está refiriendo al mandato de que cuando un hebreo por deudas se vendía, al séptimo año se le debía dar libertad y proveerle para que pudiera reiniciar su vida ciudadana sin mayores problemas económicos; lamentablemente no estaba sucediendo.

“¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo lo cubras, ¿y no te escondas de tu hermano?” (versículo 7). En la Torah se dieron claras indicaciones para que no hubiera indigentes en el pueblo, y no lo estaban cumpliendo.

Antes el profeta ha dicho que ayunaban para contender y para herir (versículo 4), mejor es que no ayunen dice el Eterno. En todo caso, el verdadero ayuno es afligir el alma, humillarse y demostrar arrepentimiento (versículo 5).

Creo que los amantes y practicantes del ayuno en el día de hoy, debieran verse en el espejo que está presentando el profeta.